
Mediante este libro, el escritor norteamericano James Lord, abre una pequeña ventana hacia el mundo interior, la personalidad, la actitud ante el proceso creativo, las inquietudes del artista Alberto Giacometti. El texto detalla las conversaciones y las anécdotas que compartieron el pintor y el narrador, cuando este sirvió de modelo para un retrato que el pintor realizaría a lo largo de dieciocho sesiones.
Durante las conversaciones con el modelo, Giacometti expone brevemente su opinión personal sobre la pintura, tomando como referente a Cezanne. Por ejemplo, afirma la imposibilidad de acabar el retrato, a la vez que califica este hecho de "absurdo", ya que al existir la fotografía no es necesario copiar la naturaleza a través de la pintura.
De este modo, se nos presenta a un Giacometti que busca representar su propia realidad, lo que él ve y siente ante el modelo. Esta meta, la persigue con tanto ímpetu, tanta vehemencia, que el fracaso le lleva a la frustración, la desesperación, la cólera, la desilusión, desembocando en la auto negación; llegando a cuestionar sus capacidades ante la pintura.
Definitivamente, "Retrato de Giacometti" muestra a un artista vivo, en constante batalla con la obra, pese a que aparentemente se encuentre cansado, fatigado, agotado, derrotado, este jamás se rinde y siempre resiste buscando una "salida".